Tips para no dejar la dieta en época de fiestas

• Prepararnos con anticipación, evitando almacenar en casa alimentos típicos de esta época, y reservarlos sólo para los momentos de encuentro.
• Recuerde realizar una alimentación cotidiana, y principalmente los días previos a festejos, con alimentos que otorgan saciedad con baja densidad calórica (menos calorías en más volumen) y con menor índice glucémico (es decir, que eleven lentamente el azúcar en sangre). Esto se logra incorporando a nuestra comida alimentos ricos en fibra y agua, como las verduras, las frutas y los cereales integrales, y alimentos proteicos como las carnes magras, clara de huevo y lácteos descremados. Prefiera postres que tengan gelatinas light o claras batidas, que aportan volumen con mínimas calorías. Limitar alimentos muy concentrados en azúcares, grasas y sal.
• Poner nuestro cuerpo en movimiento, para ser físicamente más activos, ya que aumentará la frecuencia de reuniones y celebraciones. Moverse no sólo según rutinas específicas de entrenamiento en gimnasio o practicando algún deporte, sino también en caminatas espontáneas, subiendo escaleras, bailando, andando en bicicleta, etc.
• En las fiestas debemos preguntarnos: ¿Más cantidad es más placer? La clave es la moderación para el placer sin culpas. Decidir disfrutar con moderación, saboreando plenamente cada comida, nos hace libres para recibir todo el amor y el placer compartido en los banquetes especialmente preparados para estas ocasiones.
• Planificar el menú sin realizar excesos en la cantidad de comida, ni en la variedad: si hay más disponibilidad y tipos diferentes de platos, más cantidad ingeriremos.
• Evitar acompañamientos que nos agregan calorías extras al menú, como panes, grisines, bebidas azucaradas, aderezos, etc.; es preferible no dejarlos al alcance en la mesa. Elegir líquidos sin calorías para acompañar las comidas, principalmente agua, o limonada casera con edulcorante, o bebidas light. Moderar el consumo de alcohol registrando la cantidad que se ingiere.
• Prestar atención a las porciones que nos servimos: deben ser adecuadas; podemos utilizar vajilla de tamaños medianos o pequeños y aportar volumen con alimentos ricos en fibra y agua, como las hojas verdes, tomates frescos, etc. No llevar las fuentes de comida a la mesa; aderezar en el plato individualmente para poder medir y controlar la cantidad de aderezo.
• Comer pausadamente. Luego de ingerir un bocado, dejar los cubiertos en la mesa y dedicarse a la masticación; así logramos prolongar el momento entre bocado y bocado. A mayor masticación, mayor satisfacción, más tiempo para compartir con otros.
• El día posterior a una fiesta realizar una alimentación liviana y rica en líquidos, té de hierbas, frutas, verduras, lácteos descremados y carnes magras; evite realizar ayunos antes y después de las celebraciones, ya que alteran el metabolismo y propician el descontrol alimentario.
Recordemos que la comida forma parte de nuestra vida cotidiana y adquiere un significado especial en esta época, conformando un lenguaje que compartimos con otros. El alimento nos comunica, nos define, nos identifica, nos da pertenencia, tiene historia impresa en nuestros sentidos, en nuestra memoria, en nuestros afectos.
Depende de nosotros mantener una actitud responsable como consumidores, reconociendo que cada alimento puede tener un lugar en nuestra alimentación, a partir de buenas decisiones que contemplen la cantidad y la calidad de los alimentos, como también nuestros gustos y preferencias.

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